lunes, 21 de octubre de 2013

Procesos electorales: Partidos, candidatos y resultados

Adjunto un gráfico muy ilustrativo sobre la evolución de los apoyos obtenidos por uno y otro partido o coalición, además de los candidatos, en los distintos procesos electorales (elecciones generales, autonómicas y municipales) celebrados en Burgos, Castilla y León y España respectvamente:

miércoles, 16 de octubre de 2013

Socialdemocracia. Socialismo en Libertad.

Estractos recogidos de "La Izquierda Necesaria" de Josep Ramoneda. Ed. RBA Libros, S.A, 2012.

Algunos partidos de izquierda siguen llamándose socialistas. La palabra <<socialismo>> identifica la construcción de un sistema social alternativo al capitalismo. Hoy ha pedido significación. El estadio superior del socialismo era el comunismo, en el que, superadas las contradicciones del capitalismo, la política debía ser sustituida por la administración de las cosas. El experimento del modelo socialista alternativo fracasó. El socialismo real fue la versión soviética del comunismo que derivó rápidamente en un sistema totalitario.

El modelo socialdemócrata, que es la mejor bandera de la izquierda dio, aunque fugazmente, los niveles de libertad y equidad más razonables que la humanidad ha conocido, generando altas cotas de bienestar social. La socialdemocracia es el único banderín de prestigio que la izquierda mantiene.

La izquierda tiene que remover sus bases culturales, recuperar la gran tradición liberal –la de Adam Smith, la del primer Marx, la de Stuart Mill- del secuestro a que la derecha la tiene sometida. La izquierda no puede renunciar a su voluntad reformista radical. No hay izquierda sin proyecto. La derecha puede limitarse a gestionar el statu quo, la izquierda, no. La izquierda es indisoluble a la idea de progreso que subyace al proyecto moderno. Para la izquierda, el marco nacional para el progreso es insuficiente si realmente quiere cambiar las cosas y marcar sistemas de regulación y contrapeso nuevos.

La actitud de la izquierda está en la relación con la justicia y la igualdad pero no tiene sentido si se aleja de la libertad. En frente está la derecha, que está por el crecimiento y el orden. El comunismo, al pretender que su promesa pasara por la lucha a muerte con las clases que encarnaban el capitalismo, destruyó la libertad de ambos contendientes, porque alineó a los propios comunistas con el partido todopoderoso.

La izquierda ha de perder el miedo a la libertad, siempre temerosa de que signifique mayor desigualdad. Tiene que reconocer la primacía de la libertad en el conflicto de valores, a sabiendas de que esta es condición de cualquier política de igualdad y que, al mismo tiempo, el desarrollo de la igualdad favorece la libertad de los demás. La igualdad debe ser un factor regulador al servicio de la libertad de los demás. La libertad sin unas condiciones básicas de igualdad es solo libertad para una estrechísima minoría. La cuestión de la libertad y de la igualdad es un equilibrio complejo que pasa por el reconocimiento de la autonomía radical del individuo.

La izquierda debe rechazar la colonización economicista de la libertad que confunde la libertad con el dinero y los valores que emanan de él. Debe defender una idea de la libertad más allá de los términos económicos. La libertad como elemento fundamental de la dignidad de una persona capaz de pensar y decidir por sí misma. Este es el ideal regulador que ha de guiar a ala izquierda. La libertad como verdadera autonomía individual.

Josep Ramoneda (1949) es filósofo, periodista y escritor. Colabora en El País y la Cadena SER.

martes, 8 de octubre de 2013

Wake up !


Creo que fue el político norteamericano Augustus P. Gardener quien hizo famosa la frase “Wake up, America !” (¡ Despierta América !) a principios del siglo XX. Bien, pues no sé qué político español sería el más idóneo para proclamar esto mismo en nuestro país pero es algo absolutamente necesario. Tal vez el error sea que tenga que ser un político quien lo diga, pero de lo que estoy seguro es que son muchos los políticos quienes debieran ponerse a ello y dar ejemplo.


Cinco años de crisis y sin atisbo alguno de una pronta salida. La crisis no afecta solo al ámbito económico sino paralelamente está socavando el bienestar social y el sistema político. Ante esta grave situación la única alternativa que nos ofrecen aquellos que tienen la capacidad de decidir (y no me refiero necesariamente a los políticos) es la que impone “el autoritarismo pos democrático” tal y como denomina Josep Ramoneda. 


¿En qué consiste esta propuesta? Es la que están ejecutando la mayor parte de los gobiernos de la Unión Europea: menos Estado y aún más, menos Estado social. La creación de empleo solo se fundamenta sobre las bases de la flexibilidad olvidando la seguridad laboral. Se reducen los costes salariales y fiscales para las empresas para dinamizar la contratación. Consecuencia, más inestabilidad laboral, más inseguridad, menos cotizaciones sociales y más temporalidad sin que haya muestras de una mejora sustantiva en la competitividad.


La calidad del empleo que se crea, allí donde se está creando, dista mucho de los parámetros establecidos hace apenas un lustro. En Europa el trabajo cualificado, en el mejor de los casos, está saliendo de los países más castigados por la crisis económica hacia los vagones de cabeza del tren económico europeo. Una observación al respecto. Alemania, nuestra locomotora, introdujo los recurrentes “minijobs” sin que ha día de hoy hayan supuesto reactivación alguna de su merado de trabajo sino más bien todo lo contrario. En España, la prospectiva de crecimiento del actual Gobierno del Partido Popular no parece estar basada en la innovación y el desarrollo tecnológico, sino en el improductivo sector servicios y en una paulatina recuperación de  la construcción. Menudo panorama.


Tengo la esperanza que la socialdemocracia europea se erija como alternativa capaz de plantear una propuesta plausible para sostener y recuperar si cabe los derechos sociales perdidos en estos años además de posibilitar un crecimiento económico sostenido.  Quiero ser optimista respecto a lo que los socialistas podamos proponer en mi país si somos capaces de recuperar la credibilidad a través de planteamientos netamente alternativos basados en recuperar la competitividad sin menoscabar el Estado de bienestar.


Y ante esta situación ¿Qué puede hacer la sociedad civil? La respuesta sólo puede ser “Wake Up !” despierta , no esperes aletargado, no te resignes, reacciona, actúa. En su toma de posesión como presidente de los EE.UU., J.F.K. pronunció la famosa frase “Ask not what your country can do for you, ask what you can do for your country” (No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tú país.) Al recurrir a este slogan no pretendo animar a la despreocupación sobre las responsabilidades que tiene el Gobierno y la clase política en general para sacarnos de la crisis, como he dicho antes, son nuestros representantes públicos quien deben liderarnos en este proceso, los que deben dar ejemplo. Con esta proclama pretendo llamar la atención sobre la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros, la sociedad civil,  de contribuir conjunta e individualmente no solo para reivindicar nuestros derechos sino para hacer todo lo posible por ser productivos a la sociedad. 


Una parte de los millones de parados de este país están cobrando una prestación por desempleo o un subsidio, otros están amparados por la protección que les ofrece su entorno familiar y no son pocos los que acuden a la economía sumergida. Mi admiración para el parado que dedica 8 horas a formarse y/o encontrar trabajo, mi admiración para el trabajador autónomo que se adapta, innova y es capaz de incorporar un nuevo trabajador a su empresa , mi admiración para el trabajador que se esfuerza y se compromete con su trabajo, mi admiración para aquellos que emprenden un negocio de cero, mi admiración para el sindicalista que se implica al máximo por sus compañeros, mi admiración para aquel funcionario que presta un muy buen servicio, mi admiración por aquellos  empresarios que siguen apostando por la continuidad de sus trabajadores… mi admiración para todos ellos.


Todos y cada uno de nosotros, por mucho que nada tengamos que ver con lo que está pasando, por mucho que ahora estemos soportando más cargas que aquellos que si tuvieron responsabilidad sobre sus actos, tenemos que ser capaces de preguntarnos qué podemos hacer para ser útiles socialmente y si no lo estamos haciéndolo ya, despertar, reaccionar y actuar.

domingo, 6 de octubre de 2013

Por qué estoy en contra de la independencia

Publicación de Patxi López, Secretario General de los socialistas vascos, en su blog personal el 6 de octubre de 2013.

Nuestro mundo ha cambiado. De ser miembros de un solo Estado, de tener una ciudadanía única en torno a ese Estado, hoy compartimos tres ciudadanías que se complementan: la de la Comunidad Autónoma, la del Estado Compartido y la europea.

Tres ciudadanías diferentes que crean tres comunidades políticas que se complementan.

Por eso se podría decir que el modelo que defendemos los Socialistas es un sistema de modelo multinivel. Tenemos que ir superando viejos conceptos y empezar a ver esta cuestión desde una perspectiva de suma de ciudadanías y no como una guerra de competencias y soberanías exclusivas y excluyentes.

De lo que se trata es de gestionar la pluralidad de ideas y la diversidad de identidades que conviven en nuestro país.

Los nacionalistas pretenden hacernos creer que Euskadi tiene “su identidad” única y uniforme. Y yo creo que hay tantas identidades como personas.

Es verdad que la identidad tiene prácticas colectivas para su auto-reconocimiento, lo mismo que las religiones. Pero debe ser posible la convivencia simultánea de identidades colectivas diferentes.

El problema es que los nacionalismos (tanto los secesionistas, como los centralistas), con su construcción nacional, pretenden poner a trabajar al Estado para uniformar la identidad colectiva. Y en esta situación las personas que no compartimos su comunidad de identidad somos, como dijo un famoso dirigente nacionalista, “como alemanes en Mallorca”.

Frente a esto, nosotros defendemos el derecho a la libertad de identidad. La identidad, al igual que la religión, es una opción personal que el Estado debe garantizar.

La identidad debe estar en el ámbito de las cuestiones no votables por los Parlamentos. Nadie, ni siquiera el Estado, puede definir una identidad oficial y marginar al resto.

Y por eso, esta función de garantizar la libertad de identidad de cada uno debe ser un objetivo primordial del autogobierno.

Pero en este debate, no se trata de decir sólo que no estamos de acuerdo con los nacionalistas, sino de decir cuál es nuestra propuesta.

Los nacionalistas quieren la independencia. Es su gran objetivo político, lo que les da la razón de ser. Nosotros estamos en contra. Pero nuestra respuesta no puede seguir siendo exclusivamente, “la Constitución no lo permite”. Y no puede ser, porque nosotros no somos jueces.


Que digan a la ciudadanía cual su propuesta concreta: ¿Qué es eso de Nuevo Estatus? ¿Qué esconde esa afirmación?

No podemos caer en la trampa de discutir sobre el derecho a decidir, porque el derecho a decidir es algo intrínseco al sistema democrático: decidimos todos los días, cada uno en el ámbito de sus competencias.

Pero sí queremos discutir sobre la secesión, que es lo que quieren decidir ocultándolo en esa frase biensonante. Sí queremos contrastar con los nacionalistas, nuestro modelo de Estado con el suyo, y lo vamos a hacer sin complejos.

Y por eso digo que:

1.- La independencia no resuelve el problema de las identidades, los reproduce.

Los nacionalistas vascos o españoles pretenden formar una comunidad política con una sólo referencia identitaria. Buscan que el Estado y las instituciones garanticen una identidad común y uniforme para todos.

Para los Socialistas, por el contrario, el autogobierno debe ser la garantía del derecho a la libertad de identidad: una institución política necesaria para poder gestionar de forma eficaz nuestras diferencias internas, sin que las propias instituciones de autogobierno determinen la identidad colectiva, sino que sean la garantía de la defensa de la diversidad.  

El autogobierno es la superación de la guerra de las identidades, de la misma forma que el Estado aconfesional fue la superación de la guerra de religiones.

2.- El Estado nacional independiente reduce la libertad.

El modelo nacionalista margina y combate la disidencia. Define al disidente, no como una persona o una fuerza política discrepante, sino como alguien enemigo de la comunidad.  

Hace unos días el Diputado General de Gipuzkoa definió al PSE-EE y el PP como enemigos de Euskadi, como los responsables de los sufrimientos de este país. Ése es el concepto de sociedad, de comunidad política que tienen.

Para nosotros, la defensa de la disidencia interna es lo que realmente mejor mide la calidad democrática de una sociedad.

3.- La independencia reduce la igualdad de oportunidades.

Al pretender que todos los miembros de la comunidad sean iguales, que el ideal colectivo es tener una identidad común homogénea, necesariamente, los divergentes pierden la igualdad de oportunidades en ese modelo social.

4.- La independencia es un mal negocio para la prosperidad y seguridad de la ciudadanía.

Esto es  algo que molesta mucho a los nacionalistas, pero ésa es la realidad. Euskadi tiene el nivel de vida y de desarrollo que tiene gracias a participar en los espacios comunes con el resto de España y de Europa. No puede, por sí sola, hacer frente a las inseguridades y necesidades de la ciudadanía.
  • El de las pensiones es un ejemplo claro: con lo que aportamos no podríamos pagar las pensiones actuales. Más de 900 millones de euros de déficit al año.
  • Y la de los mercados económicos y aranceles es otra cuestión que arruinaría nuestra economía. Porque lo que vendiéramos fuera, tributaría fuera y no obtendríamos esos recursos. Porque, por mucho que digan, una Euskadi independiente estaría fuera de Europa.
No tenemos miedo al debate. Lo que no queremos es manipulación, ni populismo barato, ni sembrar entre la gente, aprovechando la incertidumbre de la crisis, actitudes insolidarias.

http://www.patxilopez.com/2013/10/por-que-estoy-en-contra-de-la-independencia/

Juan Linz, lúcida pasión por la política

Obuitario. "In Memorian". Publicado el 6 de octubre de 2013 en el diario EL PAÍS por Ramón Vargas-Machuca y Aurelio Arteta, catedráticos de Filosofía Moral y Política en las universidades de Cádiz y del País Vasco, respectivamente.

http://www.humanitasbook.co.kr/main/upload/images//webzine/%5B2012%5D/201203/20120303_04.jpgHemos tenido la suerte de conocer a Juan Linz, fallecido el pasado martes. Tras haber dejado la política y antes de volver a la docencia, uno de nosotros marchó a Estados Unidos en agosto de 1993 para una estancia de investigación en la Universidad de Yale y allí entró en contacto con nuestro profesor. El otro le visitó varias veces desde finales del año 2000 y con ocasión de un periodo investigador en la New School for Social Research de Nueva York. La impagable acogida que durante esos años nos dispensaron Juan Linz y su esposa Rocío Terán alivió bastante la soledad de estos voluntarios “trasterrados”.


La talla intelectual de aquel sabio y sus conocimientos en tantos campos nos impresionaron. Linz sugería muchas pistas e hizo que la comprensión de la propia experiencia política ganara en calidad y vuelo. Las charlas con él sobre la situación en España nos aportaron perspectiva histórica y comparada, algo que, en especial a un ex-diputado, ayudaba a relativizar pasadas mezquindades. Con personas así, siempre queda el sentimiento de deuda y el recuerdo de una gratitud gozosa.


Juan Linz era incompatible con el rencor. Si le llegaba alguna maledicencia de los que se aprovecharon de él, contestaba siempre: “Para qué molestarse, si voy a seguir enviándole las fotocopias que me pida”. Carecía asimismo de doblez. Era transparente como amigo y franco como crítico. Un hombre noble. En apariencia tristón, tenía una capacidad de entusiasmo que contagiaba. Destaquemos su pasión conversadora. Su análisis era más empirista que el nuestro, en el que predominaba un acento normativo; su realismo corregía bastantes de nuestras reflexiones más idílicas.


Con una información casi completa sobre el proceso de transición a la democracia, ponderaba sus logros y alertaba de sus puntos vulnerables. Su conocimiento sobre los nacionalismos en España no le permitía hacerse ilusiones sobre los resultados de su acomodo institucional. Sería de ver si, ante las amenazas secesionistas del presente, habría mantenido su categoría de “semilealtad” para calificar a nuestros nacionalismos o más bien el de deslealtad completa. Su enorme conocimiento de la conducta de los partidos políticos hacía que escucharle sobre estos asuntos fuera un privilegio.

Algunos colegas han considerado, sin embargo, que la erudición de Linz devaluaba su saber, como si aquella lo dispersara y le hiciera perder calado. Será tal vez la impenitente vanidad de algunos la que les ha impedido percatarse del alcance práctico de su enseñanza. Para nosotros, filósofos prácticos, las conversaciones con él durante estos 20 años han sido de mucha enjundia; de él siempre se aprendía.


Linz era moderado; no porque buscara la equidistancia, sino porque desconfiaba de todo extremismo político. Sabía que las certezas en las opiniones políticas conducen a la frustración y al enfrentamiento. Primero fue una intuición, fruto de las vivencias de un niño en la Alemania de entreguerras o en la España de la Guerra Civil y más tarde la experiencia de un estudiante que intenta abrirse camino en la universidad de la posguerra. Luego, la moderación fue actitud y punto de vista fundados en una teoría de la democracia que los resultados de su investigación avalaban. Paradójicamente su pasión por la política era desapasionada.


Añoraba volver a España. Nos confesó que le llegaron varias invitaciones, pero nunca cuajó una propuesta lo bastante nítida como para tomársela en serio. El retorno de los mejores sigue siendo entre nosotros asignatura pendiente de muy atrás. En los últimos tiempos le notamos más triste. No ya solo porque los paquetes de Ducados hubieran desaparecido de su entorno, ni siquiera por la intensidad de sus dolores físicos. Le dolía sobre todo el estado de la política en España. El que dejaba asomar siempre una punta de escepticismo, quien insistía en que no se debe esperar de la política lo que no puede dar, era incapaz de ocultar su decepción por el modo como se esfumaba entre nosotros lo que parecía estable. Honrar a Juan Linz es atender a su lección. Él se pasó la Transición recomendando a unos y otros hacer política dentro de unos márgenes de acuerdo. Ahora es tan necesario como entonces, pero lo que ayer fue factible parece hoy casi imposible. ¿Acaso se debe a obstáculos mayores? No, simplemente al exceso de sectarismo que invade la política y sus alrededores.

 http://cultura.elpais.com/cultura/2013/10/06/actualidad/1381017340_889018.html

jueves, 3 de octubre de 2013

Reflexiones Compartidas

Sucede con frecuencia que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Pasa también en política. Recuerdo lo denostado que salió Felipe González de la presidencia del Gobierno de España, ahora resulta irónico escuchar opiniones de sus adversarios políticos admirando su capacidad y talento.

Reconozco que admiro a Felipe no por coincidir generacionalmente, sino a través del estudio de sus años al frente del Partido Socialista. No encuentro mejor ejemplo para visualizar a la extraordinaria generación de políticos que recogieron en su juventud una España heredera del franquismo, desarrollaron un Estado de bienestar para los españoles hasta entonces desconocido y la dejaron habiendo consolidado la democarcia y el Estado social en el seno de la Unión Europea.

He querido recoger en esta nota varias ideas de Felipe González sobre Europa. Transcribo algunas citas recogidas de su ensayo “Mi idea de Europa” escrito en 2010 junto a algunas reflexiones propias. Creo que todas ellas están de latente actualidad tres años después por lo que creo que resultarán de interés para todos aquellos que como yo, tengáis inquietudes sobre si es posible una salida a esta crisis económica, política y social distinta a la que proponen tanto el sector ideológico más conservador y neoliberal como aquellos que abogan por la irresponsabilidad y la utopía para acabar con todo, también lo bueno, y empezar de cero.

· ¿Por qué el liderazgo europeo no explica a los ciudadanos que mantener un modelo social significa tener una economía capaz de generar un excedente de valor que garantice la cohesión social? Hay que actuar con responsabilidad en lo que se hace y en lo que se dice. Defender el Estado de Bienestar Social conlleva proponer un modelo de financiación viable.

· Hay que superar la pérdida de competitividad y relevancia en Europa para redefinir un modelo de cohesión social sostenible. El reto no es otro que provocar un desarrollo económico sostenible capaz de soportar el Estado de bienestar.

· Los sistemas duran mientras son sostenibles y lo son si hay valor añadido suficiente para detraer parte de la riqueza que se añade para mantener lacohesión social que defendemos. No podemos pedir más política social y no preocuparnos de cómo financiarla. No ha de tolerarse más demagogia, más discursos vacíos. Debemos ser capaces deproporcionar una alternativa objetivamente verificable desde el socialismo democrático.
 
· La peor rigidez que tenemos en Europa no es de las relaciones laborales sino de nuestra cultura corporativa, la cual no permite la movilidad ascendente de iniciativas emprendedoras. Hoy existe una animadversión con la palabra “emprendedor” por el mal uso que se ha dado por algunos supuestos emprendedores.

· Lo prioritario es crecer y generar empleo y la economía productiva no está en condiciones de hacerlo por sí sola. Tiene que actuar la Unión Europea en su conjunto. Los países más sólidos tienen que asumir el liderazgo pero lo están haciendo en sentido contrario. Alemania es el mejor de los ejemplos.

· España sigue inmersa en un modelo productivo desequilibrado que ha sumado el estallido de la crisis financiera al de la burbuja inmobiliaria. Estamos inmersos en unacrisis sistémica y global que todo el mundo decía que era impredecible. Además, los PIG europeos entre los que nos encontramos, estamos siendo castigados porla UE y Alemania debido a lo que se ha quedado denominado la crisis de déficit y deudade los países del sur de Europa. A medida que pasa el tiempo y se imponen las medidas de los “hombres de negro” tengo más dudas sobre la realidad del problema y menos sobre la oportunidad ideológica de provocar el problema.

· EEUU tiene una flexibilidad mucho mayor que Europa. Tiene una economía más abierta, menos corporativa que, aunque parezca mentira, proporciona mayor igualdad de oportunidades y prima las iniciativas con riesgo y la eficiencia en los resultados. Esto permite la movilidad ascendente y descendente de la que carece Europa. La necesidad de ser más competitivos no debe reñir con el concepto ideológico dela izquierda de proporcionar un estado social. Para conseguirlo es condición sine qua non.

· En los últimos 30 años apenas ha variado el ranking de las 30 primeras empresas europeas mientras que en EEUU ha habido bastante movilidad ascendente y descendente. Este dato ejemplarizante del estancamiento de nuestro sistema empresarial debe hacernos reflexionar. No existen suficientes incentivos ni penalizaciones para provoca rque nuestras empresas se molesten por ser más competitivas. ¿ Por qué en Europa no hay iniciativas innovadoras que salgan de un garaje y se transformen en Google o en Microsoft cuando hay inteligencia, capacidad y un sistema educativo bastante serio ?

· Fallamos en los centros de excelencia, fallamos en el entrenamiento de los jóvenes para que aprendan a transformar el conocimiento en ofertas emprendedoras que añadan valor a los demás. Educamos para la pasividad. Formamos a demandantes titulados, no a gente que sepa qué hacer con su título. Nos falta cultura empresarial en Europa, sobre todo en el sur de Europa y nos sobra “riesgo moral del Estado de bienestar”. Un ejemplo, hay un 50 % más bajas laborales masculinas cuando se celebran las fases finales del Mundial y la Eurocopa. Hay que hacer una reflexión sobre cuánta cohesión social podemos pagar en términos de competitividad en una economía global. Tenemos que encontrar fórmulas que, sin desproteger derechos básicos de los trabajadores, eliminaran algunas de las rigideces que lastran la capacidad competitiva de las empresas y su supervivencia.

· La peor rigidez que tenemos en Europa no es de las relaciones laborales sino de nuestra cultura corporativa, la cual no permite la movilidad ascendente de iniciativas emprendedoras. Hoy existe una animadversión con la palabra “emprendedor” por el mal uso que se ha dado por algunos supuestos emprendedores y por la inactividad proteccionista de muchos otros.

· En nuestra cultura preferimos ayudar a nuestros hijos para que tengan una casa a que monten una empresa propia. Preferimos que tengan trabajo seguro y permanenteantes que iniciativa emprendedora y con riesgo. Sabemos decir lo que refleja el título adquirido pero no sabemos cómo transformarlo en emprendimiento. Si alguien tiene conciencia de qué valor añade a los demás, tiene mucha más seguridad en su ocupación y en su empleo que si es un demandante titulado que piensa que es una obligación de los otros darle el empleo que se correspondecon su formación.

· La presión, está creciendo hacia la retirada del Estado. Se alimenta concomponentes ideológicos neoliberales y se aprovecha de la destrucción social que produce la revolución tecnológica en la sociedad actual. El éxito neoconservador reside en la complicidad de las clases medias, incluyendo partede la clase trabajadora.

· No hay democracia sin mercado pero sí puede haber mercado sin democracia. No es una crítica a las posiciones más extremas de la izquierda aunque podría serlo, sino una advertencia a las posiciones neutrales respecto a aquellos que solo creen en la competitividad al margen del estado social, democrático y de derecho. La economía de mercado también cabe en regímenes autoritarios.

· Se puede ser optimista de la inteligencia porque se puede comprender y cambiar lar ealidad, mejorando las condiciones de existencia de los seres humanos. Sin embargo, no se puede ser optimista de la voluntad ante tanto mercenario falto de compromiso con la suerte de los demás. La solidaridad es el eje de la cohesión social, lo que define a un socialdemócrata e irrita a un neoconservador.

· Hay que reformar el funcionamiento de las instituciones financieras para evitar que estemos incubando ya la próxima crisis. Reformar las instituciones no soloes reducir su número a través de integraciones y fusiones, tienen que producirse cambios cualitativos.

· Hay que ser más exigentes con los que nos llevaron a la crisis. Hasta ahora no se visualiza el retorno del esfuerzo realizado para sanear el sistema financiero. Necesitamos movilizar a los empresarios que crean empleo, a los ahorradores que depositaron su confianza en la gestión de los bancos y a los que han perdido su empleo y ven un horizonte de escasas oportunidades.

· Los ciudadanos deben saber que las medidas de rescate del sistema financiero tienen como objetivo la recuperación de la actividad económica productiva, para frenarla destrucción de empleo que produce la restricción crediticia. La opinión pública entiende mal la ayuda a los banqueros a los que se ve como responsables de la burbuja financiera, pero se entenderá mejor si se explica bien, que el objetivo no es ayudar a los banqueros responsables de la situación, sino recuperar a las instituciones para que sirvan a la economía que necesitamos para que aumente la actividad y se genere empleo.

· La UE seha quedado en unión monetaria pero sin contenido de política económica. No hay unión fiscal, ni financiera y mucho menos unión política y social.

· La Unión Europea no es una Federación. No se trataba de hacer los Estados Unidos de Europa. No es tampoco una Confederación aunque haya rasgos que se asemejen y mucho menos estamos ante una construcción que se parezca al de Estado Nación Unitario. La Unión Europea es una unión de pueblos. El concepto es el de ciudadanía en su sentido más amplio.

· Hay una crisis del Estado nación como ámbito exclusivo y excluyente de la definición deuna ciudadanía básica. Esto es tan válido para el nacionalismo más rancio existente en la derecha europea como la moda nacionalista de determinados territorios europeos, todos ellos muy distintos entre sí, todos ellos desencajados dentro del actual y futuro marco de convivencia europeo.

· No pedimos en la campaña de las elecciones europeas que opten entre dos proyectos de construcción europea, sino entredos alternativas nacionales en las que la Unión Europea sirve como excusa. La alternativa socialdemócrata europea debiera conformar un único discurso, un único proyecto político para Europa y defenderlo en cada uno de los estados miembros. Paralelamente debiéramos proponer una modificación en el sistema electoral europeo para posibilitar la debida adecuación de las instituciones a este nuevo ámbito de confrontación ideológica, no limitado a cada Estado, sino al conjunto de la Unión. Los socialdemócratas debemos recuperar la fuerza de las ideas, no la fuerza de las ideologías.

Se busca conciencia de clase

Artículo publicado en Diario Progresista el 5 de mayo de 2013


Manifestación del 1º de mayo en Burgos. 4.000 o 5.000 participantes según la policía, el doble según los convocantes en un momento en que hemos alcanzado más de 6 millones de parados, un 27 % de tasa de paro, casi 2 millones de hogares con todos sus miembros en el desempleo, 3,5 millones de personas buscando trabajo desde hace más de un año y una tasa de paro juvenil del 57 %. ¿Y el resto? ¿Es que nose consideran trabajadores? ¿A caso la inmensa mayoría de los trabajadores y trabajadoras de mi ciudad no comparten esta preocupación? Y si es así ¿Por qué no se manifiestan?

Uno de los conceptos políticos más discutidos y a su vez más incuestionables es el de conciencia de clase. El mayor éxito de la derecha ha sido convencer al trabajador que a poco que mejoraba su situación económica, tenía derecho a considerarse por encima de los de su condición. El capital es traicionero y nos hace creer que una mejor suerte económica o un mayor éxito profesional nos da derecho a renunciar a lo que, como trabajadores, debemos procurar siempre: ser solidarios entre nosotros, seguir vigilantes de nuestros derechos, avanzar en las conquistas sociales, abrir el campo de oportunidades, propiciar la justicia social, esforzarnos porque futuras generaciones de trabajadores tengan un futuro mejor, porque la dignidad de la personas no dependa de su fortuna, porque el éxito se corresponda más con el mérito, la capacidad y el esfuerzo que por la suerte que se tenga en la vida.

La derecha no suele equivocar estos conceptos, nosotros, la clase trabajadora, lo hacemos con bastante frecuencia. Unos llevamos buzo, otros llevamos traje y corbata, otros vamos en bata, hay quienes vamos en vaqueros y algunos llevamos uniforme. Trabajadores  somos todos los que nos dignificamos como personas a través nuestro trabajo y no gracias a la herencia recibida: trabajadores asalariados de una empresa,trabajadores funcionarios de la administración pública, pequeños trabajadores autónomos, agricultores y ganaderos trabajadores del campo…  Todos y cada uno de nosotros debemos tener presente que si queremos salvaguardar nuestros derechos debemos salvaguardar nuestra conciencia de clase colectiva.

Si nos dejamos engañar, si nos traicionamos a nosotros mismos también estaremos traicionando a nuestras familias, a nuestros compañeros y amigos, estaremos traicionando a quienes lucharon hasta lograr un marco de oportunidades donde alguien como nosotros pudiera prosperar, estaremos traicionando a los que esperan de nosotros que luchemos porque se lo podamos garantizar en un futuro.

Una restrospectiva a Bilbao y Burgos desde el Guggenheim y el MEH

 Bilbao, 27 de noviembre de 2012

Cuando Marian Madrid, profesora del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Burgos, me indicó que hiciera un breve ensayo sobre el libro de Iñaki Esteban El efecto Guggenheim para la asignatura de “Organizaciones Administrativas”,  apenas  llevaba unos meses trabajando en Bilbao un par de días por por semana. Coincidió además que el día que inicié la lectura del libro fue en el metro de Bilbao el mismo día que el museo Guggenheim cumplía quince años abierto al público.

El pasado 18 de octubre de 2012, la ciudad de Bilbao se vistió de gala para conmemorar el aniversario de su museo, del museo que la presentó internacionalmente y la cambió la vida. El efecto Guggenheim habla de todo esto, de cómo un proyecto fue capaz de trasformar una ciudad transversalmente desde el punto de vista cultural, urbanístico, político y social. Desde las reticencias y desencuentros iniciales de buena parte de la sociedad vizcaína y vasca hasta orgullo compartido de estos días. Un largo recorrido que ha merecido la pena, que ha logrado cambiar la identificación del bilbaíno con su ciudad y del resto del mundo con ésta.

A lo largo del pequeño ensayo que he hecho para la Universidad, he procurado realizar un paralelismo constante con un proyecto  que en mi opinión también supone o, mejor dicho, podría suponer un antes y un después en mi ciudad natal y de residencia, Burgos. Me refiero al Complejo de la Evolución Humana. Dos museos con un mismo objetivo: proporcionar una oportunidad de cambio y de progreso para dos ciudades muy distintas. Si el punto de partida podríamos definirlo de forma similar, el recorrido de ambos proyectos nada tuvo que ver y por consiguiente el resultado tampoco.

La naturaleza de ambos proyectos es sustancialmente diferenciada. En Bilbao importaron una franquicia, en Burgos aprovecharon un recurso. Cuando recuerdo al que fuera el portavoz del Grupo Municipal Socialista en mi etapa como concejal del Ayuntamiento de Burgos, Ángel Olivares, recibir un merecido homenaje de la sociedad burgalesa el pasado mes de junio en el Fórum Evolución, no puedo resistirme a pensar en lo que supuso que hace 13 años alguien pudiera siquiera imaginar que Burgos pretendiera emular a Bilbao con una infraestructura que superara el estricto campo cultural y colocara a la ciudad en el panorama internacional más allá de que algunos estudiosos turistas la pudieran identificar gracias a nuestra catedral universal.

Hoy miro desde Deusto al Guggenheim y puedo imaginarme el espacio basura del entorno del museo en Abandoibarra, repleto de antiguas infraestructuras industriales al albor de una ría sucia y abandonada de hace quince años. Del mismo modo, cuando alzo la vista desde las oficinas del edificio Avenida donde se ubica la empresa en la que trabajo, puedo adivinar aún el antiguo parking al aire libre de Caballería, una mancha de coches apilados en pleno centro de la ciudad burgalesas. Hoy dos realidades muy distintas gracias a la voluntad de unos pocos. Una voluntad de hierro que nos ha proporcionado una oportunidad de presente y futuro para ambas ciudades.

"La Tierra es Plana"

Burgos, 21 de abril de 2011


Acabo de terminar de leer el best seller del tres veces ganador del premio Pulitzer, Thomas Friedman 'La Tierra es Plana'. Debo reconocer que me ha dejado una sensación de duda y reflexión, lo que no me ocurría últimamente con los últimos ensayos que han pasado por mis manos.

El autor nos ofrece una opinIón formada a base de experiencias personales en las que el propio Friedman iba descubriendo el fenómeno de la globalización a prinicipios del siglo XXI. Friedman no oculta su apuesta por seguir desarrollando un modelo económico liberal en un periodo de profundos cambios estrucurales, sisitémicos y globales desde el punto de vista socioeconómico. Pero lo hace responsablemente contastando tanto las oportunidades de desarrollo que ofrece la golobalización o, tal y como la ha definido el propio Friedman 'el aplanamiento de la tierra', como las amenazas de un nuevo orden económico mundial.

Recomiendo encarecidamente su lectura al tratarse de un libro escrito imendiatamente antes de gestarse la actual crisis económica. Una lectura crítica de esta publicación puede haceros refelexionar como me ha ocurrido a mí, sobre las bondades y debilidades de un modelo que está cambiando a pasos agigantados y que necesariamente debe cambiar aún más. La duda fundamental es como, no hacia donde.

Estamos todos juntos en un mismo terreno de juego que nos proporciona mayores posibildades de acceso a los centros de conocimiento por parte una sociedad mundial cada vez más indiviudalista y que a su vez nos expone a los errores y excesos que otros jugadores cometan, como ya se ha demostrado que han hecho, en cualquier otro rincón del planeta.

Si quereis redescubrir los pasos que se dieron desde que cayera el bloque comunista en 1989 hasta cómo apenas 30 años después estamos inmersos en una crisis sistémica global derivada de ese 'aplanamiento' irresponsable, no dudeis en leer 'La Tierra es Plana'.