sábado, 12 de noviembre de 2016

La realidad es tozuda

Artículo publicado en el diario burgosconecta.es el 12 de noviembre de 2016.
El Grupo Municipal Socialista se ha abstenido en la votación sobre el nuevo convenio de reestructuración de la deuda del Consorcio del Desvío. No lo hemos hecho por gusto, lo hemos hecho por responsabilidad ante una probable situación de vulnerabilidad en la que colocaríamos al Ayuntamiento de no aprobarse.
Han pasado cuatro meses desde que este Pleno rechazara este mismo convenio, y en este tiempo la flexibilidad que han demostrado las entidades financieras acreedoras de la deuda del Consorcio no nos dejan satisfechos, ni muchos menos, a pesar de que hayan perdonado el pago de los intereses de demora y se hayan comprometido a revisar las condiciones si se demuestra la imposibilidad de cumplir con los objetivos de amortización previstos. No obstante los socialistas procuramos ser siempre ser consecuentes con nuestros planteamientos.
Después de 2 años reivindicando desde este Pleno el encargo de un informe jurídico externo para determinar las posibles responsabilidades de cada una de las entidades consorciadas respecto a la deuda del Consorcio, además de aclarar cómo debiéramos afrontar su liquidación de encontrarse en causa material de disolución, al fin fuimos capaces de convencer a una corporación, ahora con un gobierno en minoría, para que encargara dicho informe. Todos los grupos estuvimos de acuerdo con que el reputado catedrático en derecho administrativo, Antonio Jiménez Blanco, nos diera su opinión jurídica al respecto. Y la dio, nos guste más o no guste menos, la dio.
La responsabilidad única sobre el conjunto de la deuda del Consorcio recae sobre el Ayuntamiento. El Consorcio se encuentra en causa material de disolución y sus activos y pasivos no se liquidarán de manera ordenada desde el Consorcio sino que pasan automáticamente al Ayuntamiento.
Dos consecuencias, que le debemos única y exclusivamente al señor Alcalde, Javier Lacalle, gracias al Convenio que firmó con las entidades financieras en mayo de 2014, comprometiéndose con el cumplimiento de dos hitos que sabía que eran de imposible cumplimiento.
Que a 31 de diciembre de 2015, el valor de los activos fuera superior al de la deuda y que los ingresos obtenidos de la venta de esos activos pudieran hacer frente a los intereses generados en el periodo.
Lacalle decidió dar una “patada a seguir” como en el rugby para no tener que pagar la deuda comprometida en 2015, año en el que se la jugaba electoralmente, y trasladar el problema a la futura corporación, o sea, a nosotros, colocando a la ciudad en un callejón sin salida, como también subraya Jiménez Blanco en su informe.
Los socialistas estamos seguros que la constitución de este Consorcio en 2003, fue una buena solución para hacer frente a los compromisos adquiridos en el Convenio del Desvío firmado por el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León  y el Ministerio de Fomento en 1998, con las tres administraciones gobernadas por el Partido Popular. Pero también estamos seguros que nada tenemos que ver con el Convenio  de 2014 ni con el que nos presentó a hechos consumados hace cuatro meses el Sr. Foronda, consejero delegado del Consorcio y concejal de Hacienda del Ayuntamiento.
En cambio y diferencia de otros grupos, nosotros no vamos a utilizar un asunto tan serio y complejo como éste partidistamente. Los socialistas no buscamos ninguna rentabilidad política, ni haremos estrategia alguna con ello.
Los socialistas queremos evitar que nuestra ciudad pueda verse abocada a la parálisis más absoluta. Queremos evitar que nuestro Ayuntamiento sea intervenido una vez más de forma muchos más agresiva, imposibilitando afrontar nuevas inversiones durante muchos años, con importantes subidas de los tributos y reduciendo considerablemente el gasto social. Nosotros no queremos eso para Burgos.
Los concejales socialistas sabemos ser consecuentes con una realidad que es tozuda. La deuda del Consorcio la tenemos que pagar sí o sí, independientemente de otras consideraciones. Esto es un hecho irrefutable.
Nuestra abstención no es por tanto un voto de aprobación, sino un voto de responsabilidad, que supone una nueva oportunidad para empezar a corregir con el tiempo la actual situación en la que el señor Lacalle nos ha metido.
Daniel de la Rosa
Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Burgos

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